30.4.14

Despedida

Hace unos días se fue mi viejo y me dejó una tonelada de recuerdos y enseñanzas. Pero, fiel a su estilo, me lo dejó todo atornillado y prolijamente soldado a una tristeza enorme. Todavía no sé con qué herramientas se desarma todo esto, pero seguro las voy a encontrar. Una de ellas, sin dudas, será la música que lo emocionaba y que pudimos compartir en largas sobremesas de vino, humo y guitarra. En su memoria, va este Yupanqui que le regalé hace unos años y que aún está colgado en el comedor de su casa. Chau, viejo, seguimos mateando a la distancia.