13.1.08

Un año sin Celina Martelli

Hoy se cumple un año de la muerte de Celina Martelli, quizá la voz más hermosa que haya dado nuestra música ciudadana. En homenaje a esta verdadera gloria del tango argentino, nos acompaña el hombre que la quiso y estuvo a su lado hasta los últimos momentos de su vida: su esposo, don Angelito Villaflor.


—Angelito, usted acompañó a Celina durante sesenta años. Se puede decir que fue nada menos que la mujer de su vida. Cuéntenos cómo se conocieron.
—Nos conocimos en una audición del “Glostora Tango Club”. Porque no sé si usted sabe que yo también soy cantor de tangos…
—¡Ah, pero mire usted! No lo sabía.
—Sí, y le digo más: como en aquel entonces yo era asistente de Radio El Mundo, me tocó tomarle la prueba a Celina. Digamos que le conseguí su primer trabajo.
—¡Ah, pero qué honor! O sea que no sólo tuvo la satisfacción de compartir su vida con esta gran artista, sino que además fue su descubridor, por así decirlo…
—Sí, bueno… pero pronto decidí renunciar a mi trabajo radiofónico, para dedicarme de lleno al canto y a la composición. Ya había formado mi propia orquesta…
—Claro, claro… Y, Angelito, cuéntenos un poco más sobre Celina, esta gran cantante que ha dado nuestra querida ciudad. Las nuevas generaciones merecen saber cómo eran sus ensayos, su trabajo cotidiano, su relación con el éxito, en fin, todo lo que atañe a una estrella del espectáculo, como fue su esposa.
—Bueno, imaginesé… como toda pareja de artistas, hemos compartido los momentos felices de nuestras carreras y nos hemos apoyado mucho en la adversidá. Ella me presentó a varios colegas del ambiente, como al querido gordo Troilo o al maestro Pugliese (con quienes tuve el gusto de compartir escenario) y yo la ayudé bastante con sus problemas de afinación.
—¿Problemas de afinación? ¡Qué sorpresa! Ha hecho un gran trabajo, porque las grabaciones de su mujer son impecables… Y ahora que nombró a “Pichuco”, dígame una cosa: sabemos que Celina cantó en varias oportunidades con Troi…
—Sí, yo también.
—Claro, pero lo que yo le pregunto es si Celina…
—¡Celina, Celina! ¡BASTA! ¡Basta de nombrar a esa mujer, por Dios! Hace sesenta años que Celina esto, que Celina lo otro. Sesenta años y nunca un reportaje a “Don Angelito Villaflor, cantor de Buenos Aires”. Nunca un minuto en la TV, ni siquiera una línea en el diario. ¡Sesenta años de carrera tirados a la basura! ¡Y todo por culpa de esa mina!
—Pero, abuelo, entienda que…
—¡Abuelo la pelotas! Ya está, Celina se murió. SE-MU-RIÓ. Esta es mi oportunidá y la voy a aprovechar. ¡Voy a cantar!
—Bueno, bueno, cante, cante nomás…
—Quieeeero emborrrachaaar mi cor…. mi corazzzzz… zzzzzzpljjsksjjjjcjjjgg…
—¡Angelito! ¡¿Qué le pasa, hombre?! ¡Urgente producción!, ¡un médico, por favor!

***
Sabrán disculpar las desprolijidades. Es todo por hoy. Nos vamos con la música de Celina Martelli, una mujer que con su voz y su presencia ha calado hondo en el corazón de los argentinos. Hasta todo momento…

Foto: 1951. Celina Martelli es fotografiada mientras cena con su esposo.