3.8.06

Rubén Villalonga

Pensaba escribir algo sobre el actor Rubén Villalonga, pero su amigo, el periodista Artemio Braun, se me anticipó con esta conmovedora nota, publicada en El Amanecer de Suárez.
“Ayer, como quien no quiere la cosa, se nos fue Rubén Villalonga. ‘El Rúben’, como lo llamaba su esposa; ‘Longaniza’, para los muchachos del bar.
Rubencito perteneció a esa raza de actores que no necesitan exponerse para mostrar su talento. Y no lo digo por su eterna condición de ‘extra’. No, sería injusto. La suerte quiso que no representara siquiera un papel de reparto, pero Rubén pudo haber sido un Brando o un Bogart. Condiciones no le faltaban.

Muchos podrán llenarse la boca hablando de sus problemas de dicción o de su pésima memoria; aquella maldita memoria, contra la cual luchó incansablemente hasta el último día. Pero nada, nada podrán decir de su inobjetable actitud en escena. De la sutileza a la hora de pitar el cigarrillo, o al pasar caminando de manera inadvertida, por detrás de los protagonistas. Nada podrán decir de su gesticulación insuperable, cuando había que simular un diálogo en alguna mesa lejana. Ese era su fuerte: Rubén gesticulaba bien, aun en los planos más cerrados en los que, por supuesto, quedaba fuera de cuadro.
Rubencito, desde el fondo, sostenía la película y le aportaba verosimilitud.
Es cierto que no supieron valorarlo. Más de una vez, desconsolado, lloró sus fracasos ante la compañía piadosa de los amigos, que de pura lástima le pagábamos un café. ¡Pero cuántos cafés harían falta para devolverle a Longaniza lo que le dio al cine nacional!
Por eso, cuando me dicen que era un ‘extra’, yo les contesto: Longaniza no era un extra, Longaniza era un plus.”

Foto: Una escena memorable del policial Operación Reynoso. Al fondo a la derecha, Longaniza.