26.7.06

Lucrecia Fontán

Siendo aún estudiante, Lucrecia Fontán publica un poema en La Vocal Inmaculada; revista dirigida por la profesora Nuria Pastor, funcionaria de la Real Academia Española.
La muerte de su padre deja a su familia al borde de la miseria y Lucrecia se ve obligada a buscar un empleo. Pero, con la ayuda de Nuria Pastor –quien le consigue un puesto nada menos que en la R.A.E.– Lucrecia logra sobrevivir y se inicia en el mundo de las letras.

Ingresa como aprendiz en la Sección Adverbial y, de inmediato, le es encargada la segunda acepción de “también”. También ensaya definiciones para “mientras”, “quizás” y “muy”; propuestas que, finalmente, son rechazadas.
Sin embargo, debido a su potencial creativo, Nuria Pastor le propone un trato interesante. “Lucrecia, hija mía –le dice en una carta–, te sugiero que escribas sin ataduras. Yo me encargaré de aplicar tus definiciones a las palabras correspondientes”.
Bajo este nuevo sistema de trabajo, Lucrecia Fontán produce notables definiciones como “Pez teleósteo del suborden de los anacantos” o “Suerte de ajorca o manilla que usaban las siervas”. Y, meses más tarde, escribe “Cordel de fieltro con que el centinela encubría las muescas de su pica”; definición de gran éxito en revistas de crucigramas, que le otorga a Lucrecia Fontán la Supervisión General. Este ascenso le permite dirigir la anhelada XII Edición de Arcaísmos Insoslayables, y hacer echar a Nuria Pastor, que se había convertido en un obstáculo para su carrera.
Luego renuncia a la R.A.E. y se entrega por completo a la docencia en colegios primarios.

Foto: Sus alumnos la recuerdan como una docente apasionada.